Cuando hablamos de “cerámica orgánica” nos referimos a dos aspectos particulares de la singular obra de la ceramista Gema Ossenbach: primero, los materiales y el proceso de producción de esta artista son completamente naturales y artesanos, y segundo, las formas en las que se inspira proceden de un universo orgánico, donde la biología y la zoología dan pie a abstractas piezas de exuberante belleza. Decoratrix ha tenido el privilegio de visitar la galería y el taller de Gema, ubicados en la ciudad de Tres Ríos, en San José de Costa Rica. Hasta allá nos hemos ido para fotografiar este extraordinario espacio creativo.
La galería de cerámica orgánica de Gema Ossenbach
Nacida en el Bierzo (León, España), pero asentada en Costa Rica desde hace décadas, Gema ha conseguido crear una obra con tal personalidad y carácter, que nos admira descubrir en cada pieza un rasgo de la elegante austeridad leonesa y otro tomado del magnetismo tropical costarricense.
Cada pieza hace referencia a un elemento vegetal o animal, de una manera fluida y natural, casi sin pretenderlo. De ahí que consiga crear jarrones que nos recuerdan a un pez globo, lámparas como corales o platos con forma de grandes hojas tropicales. La exclusiva textura de sus cerámicas reproducen con fidelidad troncos y semillas tropicales, otra gran fuente de inspiración para su obra.
Esta cerámica orgánica no se entendería sin la gama de colores que Gema ha desarrollado a lo largo de los años y es una seña de identidad de sus creaciones: tonos tan telúricos como sus formas, creados a partir de pigmentos naturales, indefinidos y matizados, que evitan contrastes agresivos en pos de una armonía visual.
Cuando admiramos todas las piezas de la galería en su conjunto, incluso de diferentes épocas y colecciones, el resultado no puede ser más armónico y equilibrado, gracias a esta coherencia cromática que define su obra y que podríamos calificar simplemente como “los colores de Gema”.
Otra de las particularidades de las creaciones de Gema Ossenbach es la variedad de motivos y objetos que integran su obra. Prácticamente nada se le resiste: jarrones, vasijas, platos, esculturas, lámparas y pequeñas piezas ornamentales sin más pretensión que la belleza del objeto por sí mismo.
Hasta aquí, os hemos enseñado la galería de cerámica de Gema. ¿Queréis conocer lo que hay detrás de este jardín?
El taller de cerámica de Gema
Al entrar en este espacio, rodeado de una frondosa vegetación, comprendes mejor el universo natural de Gema, quien no tiene que moverse de su taller ajardinado para encontrar inspiración.
Como cualquier taller, en éste encontramos las piezas en los diferentes procesos de producción. Pero todo está limpio y ordenado, se respira tranquilidad. No hay prisa, incluso en estas piezas sin esmaltar, que esperan su turno para ser atendidas. Cada pieza es única, en forma y color, ya que el torneado y la esmaltación se hacen de forma totalmente individual. No hay dos iguales, aunque sean de la misma colección.
En la gran sala del taller, se exponen las piezas utilitarias, donde puedes adquirir múltiples objetos de capricho. Gema, sin embargo, recibe muchos encargo, en especial las vajillas, que son únicas.
Platos, fuentes y cuencos de todo tipo y tamaño casan entre sí. Puedes hacerte una vajilla a tu medida. Hemos comido muchas veces en una vajilla de Gema, y os aseguro que la sopa sabe mejor en sus cazos de cerámica. Además, sus piezas no llevan plomo y pueden meterse en el lavaplatos, horno y microondas.
Descubrimos un rincón de Belenes, figuras de ángeles que conviven con búhos, pájaros y hasta un cerdito. Llegamos a la conclusión de que, en estos 30 años de actividad creativa, Gema ha llevado a la cerámica prácticamente todo tipo de figuras reales o imaginarias, animales, vegetales o minerales.
El pequeño zoológico de cerámica de Gema, inspirado en la fauna costarricense, incluye osos hormigueros, armadillos, tigrillos, dantas, tortugas, peces tropicales…
Gema cuenta con una extensa producción de vasijas y jarrones, donde trabaja infinidad de formas, colores y texturas. Es su campo de prueba, en el que experimenta sobre diferentes superficies, grandes y pequeñas, nuevas fórmulas.
La mezcla de arcillas se realiza en el taller, donde también se tornea, modela y termina manualmente cada pieza. Las pastas cerámicas y los esmaltes de alta temperatura son el resultado de un largo proceso, que Gema ha ido perfeccionando durante 30 años.
Dos rincones del taller de Gema, que ilustran el trabajo que hay detrás de la obra de esta prolífica ceramista. Después de una primera horneada a temperatura de bizcocho (900°C), las piezas son esmaltadas y llevadas a temperaturas que oscilan entre los 1180°C y 1230°C, algunas más de una vez. Los esmaltes se funden y crean combinaciones de color y texturas únicas e irrepetibles.
Uno de sus últimos trabajos es esta vajilla realizada por encargo para un regalo de boda. Todas las piezas son irregulares y diferentes: grandes platos llanos cuadrados en tonos claros se combinan con platos hondos redondos y oscuros. ¡Impresionante!
Si alguna vez pasáis por Tres Ríos, no dejéis de visitar la galería de cerámica orgánica de Gema Ossenbach. Y si no tenéis previsto pasar, podéis entrar en su página web y seguir sus creaciones en Facebook. Gema recibe encargos de todas partes del mundo, así que si os encaprichas de sus fantásticas piezas, no dudéis en contactar con ella. Además, ¡es muy encantadora! Fotos: Decoratrix.